El ajo es un ingrediente popular en muchas cocinas del mundo. Cuando utilizas ajo en tu cocina, es probable que notes que los dientes están envueltos en una capa delgada y papery. Esta capa se conoce como la piel de ajo, y a menudo se tira sin pensarlo dos veces. Sin embargo, las pieles de ajo son realmente útiles y no deberían desecharse.
Una razón por la que deberías guardar las pieles de ajo es que son excelentes para agregar sabor a los caldos y las bases para sopas. Simplemente agrega las pieles de ajo a una olla de agua con algunas hierbas y especias, y deja que hierva a fuego lento durante unas horas. El caldo resultante tendrá un rico sabor a ajo que se puede utilizar como base para sopas, guisos y salsas.
Las pieles de ajo también se pueden utilizar para infusionar aceites y vinagres con sabor. Simplemente coloca las pieles en una botella o frasco y llénalo con aceite o vinagre. Deja que la mezcla repose durante unos días, y el líquido resultante estará infundido con un delicioso sabor a ajo. Esto se puede utilizar como aderezo para ensaladas o para dar sabor a las verduras cocidas.
Otro uso de las pieles de ajo es hacer un polvo condimentado. Seca las pieles colocándolas en una bandeja para hornear y déjalas en un lugar cálido y seco durante unos días. Una vez que estén completamente secas, muélelas en polvo usando un molinillo de especias o un mortero y mano.
Este polvo se puede utilizar como condimento para carne, pescado o verduras.
Además de sus usos culinarios, las pieles de ajo también tienen algunas propiedades medicinales. Son ricas en antioxidantes y pueden ayudar a reducir el colesterol y la presión arterial. Algunas personas incluso utilizan las pieles de ajo como remedio natural para resfriados y gripe.
Entonces, la próxima vez que estés tentado a tirar tus pieles de ajo, piénsalo de nuevo. Estos versátiles desechos se pueden utilizar de diversas maneras para agregar sabor y nutrición a tus comidas.